en mitad del camino
tiré de tu barca
hasta el litoral del lecho
Apagué la luz
La mirada verdetuerta
de la radio
el ojo de la noche
pegado a la ventana
Llamé a tu respiración
contra la mía
para abrir el silencio
No creas sino en la muerte de todo
Cuando sea posible
pasar de las sensaciones
camino adelante
y sea concebible que nada
sea concebido
Cuando nadie sienta
que ha llegado un momento
durante el cual
nadie puede decir
cuánto siente con las manos vacías
Cuando tomes tu vida
a cuestas sin hacer
preguntas que no tienen respuesta
y te olvides de todo
menos de todo
Cuando sea posible
cuándo
Ese silencio sólido tan grave
Se hace útilacabar con todas
las esperanzas y la suavidad
que se acomoda a todos los embates
Por eso trabajar
es cada día más
hacerse duro y resoplar
en la modulación más baja
Amanecer vivo
y tocar cada respiración
en un instante asido yacente
con todos los recuerdos en la piel
Narrador, editor, promotor cultural, como poeta Roberto Fernández Iglesias (Panamá, 1941) es “austero en palabras, exigente en imágenes”, como afirma Lorena Paz Valderrábano, compiladora de Furiosa sustancia, antología de poemas, cuentos, ensayos y piezas dramáticas procedentes de libros como Cartas (1969), Los recién llegados (1969), Canciones retorcidas (1974), El gran desnudo y primer placer (1984), Celebrar la palabra, (1984), Trastienda (1994), Falso contacto (1996) y En tiempo de recuerdo (2000). Fundador y director de la organización cultural tunAstral, Fernández Iglesias es un escritor riguroso y comprometido con la palabra.
Tomado de: Milenio Diario Online
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